La fe, esa prótesis de la voluntad y la razón.
Me sirvo de ella para resumir mi posición (a riesgo de discriminación laboral) sobre la fe en este país católico fundamentalista, en el que el otro día me espetaron desafiantes mientras meaba "¿usted cree en Dios?".
No tengo problemas con la fe de los otros, mientras no sirva de prótesis a la voluntad y la razón. El problema que tengo es que cada vez más parece que esa es su única función.