jueves, 7 de mayo de 2009

¿Y los otros 5 kilos?

Dice el ex director de la Fuerza Pública Fabio Pizarro (quién ocupó el cargo mientras era ministro el Cruzado Burrocal) que se dirigía para la zona sur a trabajar cuando,  al enterarse del accidente de su "gran amigo", el piloto del helicóptero Edgar Árguedas (que montón de amigos tenía este piloto!!!), "procedió" a ingresar a la montaña. También dijo: "Ingresé con un grupo de baquianos y luego nos topamos a dos periodistas de canal 7"; "Pasé la noche en la montaña. Tuve que salir porque no andaba con la ropa adecuada. En mi carro siempre ando mis mapas y mi brújula”, señaló."

Con un poquito imaginación y malicia indígena el cuento va así (el siguiente relato  es completamente ficcional, aunque coincida con ciertos hechos de la realidad):

Pizarro, el ex director de la Fuerza Pública durante la cruzada de Burrocal, sabía que el escándalo del  PUSC y las FARC eran una cortina de humo ante la inminente incursión de los Carteles mexicanos, a fin de cuentas él fue destituido por el mismo hecho. Por eso, amargado por el maltrato a su jefe, que él sentía como propio, al enterarse del accidente de su amigo, decidió ingresar a la montaña.
Estaba seguro de lo que encontraría, todo el mundo estaba enterado de los vuelos que Edgar le estaba haciendo a los mexicanos. Pero en caso de toparse a alguien, debía poder justificar su ingreso temprano. No podía ir con ropa de montaña porque sería obvia la preparación del viaje, pero a huevo tenía que llevar la brújula y los mapas. "Ni modo- pensó- digo que siempre los ando en el carro. Además, quien putas va a pensar que lo planeé, con el hijueputa frío que hace en ese lugar, si llueve cada media hora. Tendría que estar loco para entrar sin equipo. Además, los baquianos son unos arrechos."
Ya en la selva todo iba bien, hasta que se toparon a los periodistas. Parecía que el plan se caía. Pero el ingenio de nuestro avezado "oficial" no nos defraudaría, por algo fue la mano derecha de Burrocal. 
- Mirá, nosotros nos vamos a devolver, así sin equipó es imposible, el clima está fatal... No que va, ahora imposible, mañana con la primera luz.
Una vez que todos estaban dormidos Pizarro le dio las instrucciones a Inocencio, el más confiable de los baquianos. 
- Inocencio, Inocencio, despertate. Shhhh! No haga ruido. Vea, esto es lo que va a pasar. Mañana en la mañana, apenas salgamos, usted les va a robar la vuelta a esos carajos. Sí, sí, salimos juntos, pero después usted va a cortar por aquí (con el mapa en la mano). No se preocupe que ellos son inexpertos y con el equipo y las cámaras van a durar más.
- ¿Y para qué patrón?
-Vea la cosa es así. En el helicóptero vienen 400 kilos de coca. Cada kilo vale $2000 (mentira, vale 4000). Así que usted lo que tiene que hace es llegar antes y traerse 5 kilitos, luego acá los repartimos. Imagínese lo que puede comprar con eso, remodela la casita.
- ¿Pero jefe? - interrumpio Inocencio
- Nada de peros, no ve que esos hijueputas me jodieron. Ahora me van a pagar lo que me deben. Además, a usted que le importa, yo le doy la platica directo, usted nada más tiene que traerla. Cabrón no se me ponga espeso, acuérdese que yo soy policía, y si lo quiero joder lo jodo.
Pizarro se dió cuenta que había alzado la voz  demasiado. Se calló. El silencio se prolongó por el ruido de la montaña. Los dos se consumieron por un segundo en la húmeda oscurdidad. Luego, Pizarro tomó con esa fuerza particular de los militares (aunque claro, aquí no hay ejercito) y espetó autoritario:
- ¿Estamos? - que de pregunta no tenía más que los signos.
Con un gesto leve, luego de pensar en la doña y los nietos,  Inocencio asintió con la cabeza.


5 comentarios:

Tartaruga dijo...

jajaja, muy bueno!

Chio dijo...

sí mae! vieron mucho Lost!

Silvia Piranesi dijo...

jajajaja gracias sherlock

Agustín Gutiérrez Carro dijo...

jajaja. no que no. lo inventé, pero ya me la creí, como el Péndulo de Foucault. ¿Será que es?

Victor Barrantes M. dijo...

En todas, a mi me ha causado mucha risa esta fabula(bueno,las dos).
Eso si, pobrecitos los policias arratonados y golpeados por esa aventura.